lunes, 12 de noviembre de 2018

Aun creo que se terminará el aeropuerto de Texcoco



El presidente electo de México, Andres Manuel Lopez Obrador (AMLO) prometió en campaña que cancelaría el Aeropuerto en construcción en Texcoco, una vez electo aseguró que revisaría el proyecto, posteriormente lo puso a consulta y finalmente declaró que el proyecto se cancelará definitivamente al tomar posesión. Aun así, me parece que la opción de continuarlo aún está sobre la mesa.

El conflicto por el aeropuerto no es más que un botón de muestra del tono del enfrentamiento que se observará durante todo el sexenio. En un país en que a la elite económica no parecen conflictuarle los niveles de pobreza que arrastran a más del 50% de la población para referirse al régimen político como una democracia plena, la llegada de un movimiento que promete un cambio sistémico es un atentado a sus intereses y por tanto fuente de conflicto.

Empresarios, políticos, medios de comunicación y demás comparsa prenden los signos de alerta al darse a conocer las medidas sobre su negocio aeroportuario y hacen uso de todos los recursos a su alcance para dibujar el mundo sombrío que le esperaría a los mexicanos si se atenta contra sus intereses. La misma historia de Brasil, Ecuador, Argentina y demás países de la región que en la década pasada otorgaron el mandato popular a la izquierda política. ¿Tendrán México y AMLO el mismo destino?

AMLO tiene dos características que pueden llevar su mandato a un final distinto, un profundo conocimiento histórico de la política y un olfato político que lo obliga a ser pragmático y lo mantuvo vigente por dos sexenios. Cuando los medios elitistas hablan de ignorancia financiera parecen desconocer su paso por la Ciudad de México, e insisten en las mismas tácticas que fracasaron en 2012 y 2018, la amenaza de la huida del capital no es una herramienta efectiva para mover a la opinión pública, pero parecen no entenderlo y los resultados de la consulta son muestra de ello.

La elección de una opción inviable como sería la adaptación del aeropuerto militar en Santa Lucia es muestra de que tan lejos está dispuesto a ir AMLO para logar su misión histórica. "O se alinean o serán arrasados "es el mensaje, todos los medios están sobre la mesa. La elección del reconocido economista Jonathan Heath para subgobernador del Banco de México y la negociación del nuevo tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá son muestras de su pragmatismo político, pero al mismo tiempo la baja de salarios para la clase política, en particular para el poder judicial es una señal clara de que su programa de gobierno busca reestructurar la distribución del ingreso de forma permanente.

¿Dará resultado la estrategia? Puede ser que el sector privado de por perdida esta batalla y tan pronto como la siguiente semana, ante la imposibilidad de mantener las bolsas y el tipo de cambio manipulados, cedan a un arreglo. Ignoro cuál es la muestra de colaboración que pide a cambio Lopez Obrador, pero en caso de obtenerla y seguir con el plan del aeropuerto sería muy ingenuo dar por concluida la guerra. La situación del expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva es muestra del rencor del capital.

El cambio histórico en cualquier contexto conlleva la combinación de muchas variables, contando entre ellas la suerte, y seis años son demasiado tiempo como para no sufrir desgastes y poco tiempo como para modificarlo todo, a partir de ahora AMLO deberá elegir cuidadosamente sus batallas, pero, sobre todo, no dar blanco para los que él llama adversarios, que no son sino otra cosa que enemigos de la democracia.

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