martes, 6 de diciembre de 2016

Carstens el caudillo

A inicios de diciembre el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, hizo pública su decisión de aceptar el cargo de Director General del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por su sigla en inglés) a mediados de 2017 y por lo tanto, dejar su puesto actual como Gobernador del Banco de México (BM).

Desde entonces han habido voces tanto a favor como en contra de su decisión, por un lado se habla de la falta de compromiso cuando más complicado se ve el escenario económico, y por otro, se reconoce su gran reputación internacional, lo cual sería favorable al país por el mero hecho de ser connacional. En tal sentido es que se agregan algunos elementos a la discusión.

¿Tiene derecho Agustín Carstens a tomar el puesto en el BIS?, por un lado, la constitución mexicana indica en el artículo 5to que “A ninguna persona podrá impedirse que se dedique a la profesión, industria, comercio o trabajo que le acomode, siendo lícitos.” y que “En cuanto a los servicios públicos, sólo podrán ser obligatorios, en los términos que establezcan las leyes respectivas...” y la ley del Banco de México no establece la imposibilidad de renunciar. Por otro lado, si bien es de entenderse el interés de trascender profesionalmente del funcionario, no deja de ser reprobable socialmente, a pesar de que se plantee como un reconocimiento al país en la arena internacional, como a otros hombres y mujeres como José Angel Gurria en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y Alicia Bárcena en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). La función de Carstens al frente del BIS no conlleva mayores ventajas al Estado. Por su puesto significa, dentro del ámbito de actuación de la institución que encabezará, un mayor conocimiento de las particularidades del sistema nacional, pero no significa que sus decisiones otorgarán ventaja alguna a favor de México. En cambio, deja la misma desagradable sensación de los llamados chapulines de la política, funcionarios que obtienen cargos públicos mediante voto popular solo para ocuparlo hasta la siguiente campaña, en busca de una mejor posición.

Los medios no dejan de alabar su completa carrera profesional, pero si uno presta atención, se trata de un camino de ida y vuelta entre el Fondo Monetario Internacional y el gobierno de México cada vez que un nuevo cargo le era ofrecido. Una cosa es muy clara, Agustín Carstens no empezó desde abajo, no hizo servicio social en el BM, no pasó por un proceso de selección transparente y no hay exámenes que lo acrediten como el mejor para cada una de las posiciones que ocupó. Su carrera es producto del grupo social al que pertenece, impulsado desde el inicio para estudiar en el exterior y aprender las doctrinas económicas compatibles con lo que le fue enseñado en la universidad privada más importante de nuestros tiempos en el país, el Instituto Tecnológico Autónomo de México.

¿Ha sido redituable su desempeño para México?, su desempeño en el Banco de México en cuanto al cumplimiento de su objetivo es inobjetable, la inflación se ha situado en niveles record para el país, dentro de lo planteado por la política monetaria, pero lo anterior no necesariamente se puede deber a su talento como economista. El gobierno mexicano no se ha cansado de repetir que las condiciones de volatilidad internacional afectan el desempeño de la economía nacional; pues bien, no tendremos los índices de inflación de los años 70, pero tampoco así lo tienen el resto de países con condiciones similares a México, aquellos parte de la OCDE o del G20. Lo que si puede jugar a su favor es su reputación dentro del mundo financiero, generando confianza por sí mismo a los sacrosantos mercados financieros. Así que si ha sido redituable su desempeño en cuanto a los objetivos en el papel, no se puede decir que necesariamente lo hayan sido para el bienestar del país.

Finalmente, este último elemento juega en contra de la coyuntura actual, siendo los mercados impredecibles como se plantea, los factores objetivos no son suficientes para calmar la incertidumbre sobre la capacidad del sucesor de Carstens en el BM. Gente capaz sin duda existe, tanto dentro como fuera, pero lo más importante de todo se quiera o no, es la reputación que tenga en el mundo financiero. Se habla de que los países desarrollados se distinguen de los emergentes por la institucionalidad de los primeros y desde el exterior se dan recomendaciones al gobierno para generarla, pues bien, el flagship del neoliberalismo en nuestro país, el BM nos da muestra de que aún tenemos caudillos en lugar de instituciones, en este caso Agustín Carstens, el caudillo de los mercados.