jueves, 30 de agosto de 2018

La defensa de la burocracia dorada en el gobierno federal, prioridades perversas


El salario mínimo en México es de 88.36 pesos diarios, a pesar de que cada sexenio se cambia la estrategia y a pesar de que la mitad de los trabajadores ganan hasta 3 veces ese salario mínimo, los ingresos de los trabajadores son insuficientes para superar los niveles de pobreza que se mantienen por encima del 50% de la población. Sin embargo, los analistas económicos y políticos han puesto el grito en el cielo por la propuesta del recién electo presidente, Andres Manuel Lopez Obrador de disminuir los salarios de la parte más alta de la burocracia, exactamente aquellos que ganan más de un millón de pesos al año (burócratas que viven en un país en el que solo el 1.7% de la población gana arriba de 20 mil pesos mensuales y donde ellos obtienen remuneraciones mínimas de $89,000 al mes). El argumento del sobresalto de los analistas es la tesis de que con un menor salario los mejores y más capaces burócratas preferirán irse al sector privado causando una gran pérdida de talento y capacidad en el aparato gubernamental, sobre todo en organismos especializados, llámense Comisión Federal de Competencia Económica, Servicio de Administración Tributaria, Comisión Nacional Bancaria y de Valores, entre otros.

Resulta interesante este reciente interés por el tema, debido a que, la agenda mediática nunca se ha enfocado en dar seguimiento a las trayectorias de los funcionarios, simplemente se da por sentado que al referir al alma mater y los estudios en el extranjero se puede confiar de la competencia; saltar de un puesto a otro en poco tiempo nunca ha sido motivo de una nota inquisitiva en los diarios de circulación nacional, ni mucho menos posibles casos de conflictos de interés como los de los extitulares de los organismos supervisores financieros que no pierden el tiempo en dar el salto a la industria, aun cuando la ley establece un periodo mínimo fuera del sector. Por otro lado, las cascadas de cambio dentro de las diferentes entidades gubernamentales tampoco han despertado el interés periodístico, la constante degradación del Servicio Profesional de Carrera (SPC) y el abuso de la Ley del Servicio Profesional de Carrera con mecanismos como el artículo 34 para nombramientos sin concurso, no han ocupado los titulares de ningún periódico ni en este, ni en otros sexenios.

¿A qué se puede atribuir entonces está coordinada sinfonía de voces críticas o como llaman “nado sincronizado de la prensa”?  Tomando en cuenta el ritmo de los diferentes temas en la agenda durante la elección, primero a favor de un voto de miedo y segundo con el regateo para un voto dividido, no se puede dejar de lado un motivo malintencionado para empujar el tema, pudiendo ser éste que pugnar por un salario “justo” para los funcionarios públicos (hablando de aquellos que están sujetos al recorte) es pugnar por mantenerlos en la estructura burocrática del estado, es decir generar resistencia a los cambios políticos de forma fáctica. Con lo anterior se buscaría que ocurra el fenómeno del gatopardismo, que cambie el titular, pero no la estructura para hacer los cambios de fondo. El mismo móvil sustenta la crítica en el caso del plan de modificar a los distintos delegados federales en los estados, lo mismo con el traslado de las secretarías a los estados e igual que con la concentración de las compras públicas en la SHCP, todo para poner mayores trabas a un proyecto que aún está en borrador.

Si de verdad existe un profundo interés por la eficiencia de la Administración Pública, tanto los medios de comunicación como los organismos de la sociedad civil deben enfocar sus agendas en el perfeccionamiento del SPC, como he argumentado anteriormente, esta es una herramienta de suma utilidad para el reclutamiento y selección de funcionarios federales, ahí está la clave para obtener recursos humanos de gran capacidad, no en defender a la burocracia dorada del último sexenio.