miércoles, 28 de enero de 2015

Mexico sobra en la CELAC

En su tercera cumbre, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) tiene como tema de trabajo  la lucha contra el hambre, la pobreza y la desigualdad; y el presidente de México decide no asistir. Que significa esto? 

La CELAC es un foro político, construido a partir de las limitaciones de la Organización de Estados Americanos (OEA), del cual forman parte los Estados Unidos de América y Canadá, y que en varias ocasiones, han roto el consensos en las declaraciones políticas en las que el resto de los participantes estaría de acuerdo, debilitando así a una posición común latinoamericana.

La CELAC busca expresar libremente consideraciones políticas sin restricciones, hablar sobre la intervención de grupos golpistas en los países del Alternativa Bolivariana de los Pueblos de América (ALBA), la situación de las islas Malvinas, las políticas nacionales respecto del tráfico de drogas  y la migración de los pobres hacia Estados Unidos. Todas ellas tienen un mínimo de consenso y un máximo de libertad para ser discutidas en éste foro, a pesar de las claras divisiones en los países más cercanos a los Estados Unidos y aquellos alrededor del MERCOSUR.

Normalmente, suele suceder que cuando no hay una relevancia de fondo en los espacios de integración de los organismos internacionales se habla del “posible potencial”, de un X por ciento de habitantes, del total conjunto del PIB, y otra serie de indicadores que la a la larga no ven ningún beneficio de la reunión. Lo mismo ocurre con los antecedentes, para México, en voz de la Subsecretaria para América Latina y el Caribe, Vanessa Rubio Márquez, los antecedentes de la CELAC y las relaciones latinoamericanas parten de reuniones “iberoamericanas” y los lazos de cooperación que remonta hasta el Grupo Contadora y Grupo de Río.

En esta ocasión, en un contexto de desaceleración económica y fin de ciclo de presos de materias primas elevados, se reúnen los pases latinoamericanos y caribeños para compartir estrategias para mantener la tendencia de la disminución de la pobreza.

No asistirá el presidente de México, de fondo dice mucho, mucho más que lo de la reunión pueda surgir. No asistir a los encuentros internacionales es una decisión obvia en caso de crisis al interior del país, algo que debió hacer desde que ocurrió la desaparición de 43 estudiantes en Ayotzinapa. Pero no es lo mismo dejar de asistir a la reunión del G20 que la CELAC, y más importante, que dejar de visitar al presidente norteamericano.

No se extrañará al Presidente Enrique Peña Nieto, en realidad a la cumbre no tendría mucho que aportar, con los datos de la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL) justo a tiempo para la reunión, se ilustra que en México hubo una mínima reducción de la pobreza, del 43% al 41% desde 2004 a 2012, mientras países como Argentina, Uruguay, Brasil,  Perú, Chile y la República Bolivariana de Venezuela la pobreza disminuyó en promedio el 7% anual para el mismo período. Ir a hablar de planes y demagogia no le haría ganar aplausos de sus homólogos.

Tampoco se le extrañará por sus aportaciones a la discusión política, de cualquier manera lo que tuviera las posturas en relación a los beneficios del libre comercio serán expresados por medio de Chile, Colombia y Perú, sus socios dentro de la Alianza del Pacífico.
Lo que desgraciadamente se pierde de vista es que al no asistir, al mismo tiempo se cierran los lazos de cooperación, los de aprecio y los de solidaridad que en otros momentos pueden ser cartas para nuestro país. Recordemos, estamos hablando de política. Cuba durante todo el tiempo que gobernó el PRI antes de la llegada de Vicente Fox nunca hizo una declaración que afectara la relación con México, a pesar de lo que otros socios dentro del ALBA pudieran haber expresado. 

La falta de compromiso de México en estos foros no solo tendrá consecuencias en el futuro, México ya  ha sufrido el abandono en sus aventuras internacionales por parte de su pares latinoamericanos, desde hace varios años, con las ridículas postulaciones a organismos internacionales como la OEA con Luis Ernesto Derbez, al Fondo Monetario Internacional  con Agustín Carstens y la más reciente, a la Organización Internacional de Comercio con Herminio Blanco.

No se extrañará al presidente de México en la CELAC, pero el gobierno mexicano extrañará en algún momento a las oportunidades perdidas en la CELAC.

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