El viernes pasado se conmemoró el 80
aniversario del fin de la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay, la cual
costó a los dos países empobrecidos desde esos años, alrededor de 90 mil vidas
y parte importante de sus escasos recursos durante los tres años que duró la
guerra, cuyo origen fue un conflicto entre petroleras extranjeras por el
control de los yacimientos petrolíferos. Un vergonzoso ejemplo de la soberanía
puesta al servicio de particulares.
Igual de inaudito es el movimiento de
protesta que se está llevando a cabo en Ecuador por dos reformas que buscan una
mayor recaudación, la principal de ellas, la llamada “Ley de Herencias" propone
una nueva tasa de impuestos con base en una tabla que va hasta el 47,5 por
ciento para los herederos directos, según el rango de valores que arranca en
70.800 dólares, y que de acuerdo al gobierno, afectará solamente al 2% de la
población. Sin embargo, las manifestaciones son nacionales y con gran
publicidad.
A unos meses de las elecciones en
Guatemala, también hay protestas y en ellas se pide la renuncia del presidente
Otto Perez Molina. Al parecer la renuncia hace unos meses de su Vicepresidenta
Roxana Baldetti, por estar implicada en una red de sobornos en las aduanas para
evadir pagos de impuestos, no ha tranquilizado a la sociedad. Parece que en la
región el tema de la corrupción está sobre la mesa. No es solo Guatemala, es Chile,
es Honduras, es Perú y es México, la Alianza
del Pacífico y aspirantes. Por lo pronto, en Guatemala es el único lugar con incertidumbre
sobre el rumbo del gobierno, el congreso trabaja sobre la eliminación del fuero
presidencial. De cualquier manera, se verá en septiembre como cobran los electores.
Mientras tanto, parece haber un poco
de luz en el ámbito económico para Argentina y Cuba, el primero ha logrado
mantener las ventanillas del crédito en el mercado internacional a pesar del
problema con los fondos buitres, primero mediante la emisión de un nuevo bono
por 500 millones de dólares y después por el crédito obtenido del Banco Mundial
por 400 millones de dólares para salud y desarrollo rural. Para Cuba las buenas
noticias tienen que ver con su regreso al mercado, de la mano de un ritmo
inesperado de la regularización de las relaciones con Estados Unidos, el Club
de París no ha tardado en sentarse a la mesa y negociar la deuda, que de acuerdo
a lo acordado entre ambas partes se determinó en 15 000 millones de dólares.
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