lunes, 1 de junio de 2015

La Diplomacia de Henry Kissinger




Ganador del premio nobel de la paz en 1973 Henry Kissinger se arriesga a escribir un libro tan ambicioso como extenso, más de 800 páginas de un juego de "risk" de  400 años.
Sin duda vale la pena leer a Kissinger en "la diplomacia", un libro que refleja el pensamiento estratégico de un actor político, erudito sin duda, en el que no solamente buscó completar su propia trascendencia histórica sino convencer a aquellos lectores sin un posicionamiento en política internacional de que los Estados Unidos de América han actuado acorde a las circunstancias siempre bajo el principio de bienestar común, entendido como bienestar para la humanidad.
Por otro lado, para aquellos con un conocimiento más profundo de las relaciones internacionales, el inicio del libro podría causar aversión debido a que su introducción expresa las buenas intenciones de la nación americana y sus deseos para un mundo mejor, lo que la evidencia histórica claramente contradice.
No obstante, el título y la ambición del autor generan una enorme curiosidad como para detenerse al primer intento. Inmediatamente, nos encontramos en la Europa del siglo XVII con el cardenal Richelieu y la Razon de Etat, y no hay forma de abandonar la lectura.
Una excelente narrativa del autor sobre la historia de las ideas políticas, sin distraerse en el intento, Kissinger desmenuza las circunstancias, elementos, coincidencias y argumentos de “todos los hombres del Rey” pero de todos los reyes, solo política, sin pasiones.
Atraviesa magistralmente la configuración de Europa, el congreso de Viena, el Tratado de Versalles y finalmente, al pasar de la primera guerra mundial a la segunda, el autor se vuelve pasión y nunca más vuelve a recuperar el sentido histórico en su libro. Por una sola causa, la idea de que los Estados Unidos guiados por un concepto de moralidad intervienen en las relaciones internacionales; una ingenuidad.
Sin duda en este punto del libro y en adelante, el premio nobel dejará puñados de lectores por el camino. La guerra fría y la guerra de Vietnam no solamente fueron un pantano en la historia, también en el libro, cuando uno piensa que va a salir de él encuentra otro capítulo igual de largo y tedioso que el anterior.
Sin grandes conclusiones, Kissinger cierra con ideas sobre el futuro del orden internacional. De cualquier manera, después de 400 páginas de una excelente perspectiva de la escuela realista de las Relaciones Internacionales, suena justo agradecer al autor y son suficientes para formarse sus propias conclusiones.
La mía es sencilla, en las relaciones internacionales, las reglas del juego, tanto aquellas explicitas como el derecho internacional, como las implícitas como las alianzas, aplican a los jugadores capaces de defenderse y con fichas en la bolsa, ya sea una bomba o con fuentes de energía. Si no las tienes no esperes consideraciones, justicia, amistad o respeto. En el mundo sobran aquellas entidades llamadas estados-nación dentro de un tablero limitado a los jugadores con las mencionadas características.

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