A pesar de que México cuenta con
elecciones periódicas, libres, competidas y autenticas, términos básicos de la
democracia liberal, no es posible todavía clasificar al sistema político como
satisfactoriamente democrático. Entre otras cosas, la corrupción, la
discriminación y la desigualdad hablan de una situación social
donde el régimen político no da soluciones para bien de la población.
Sin embargo, y para hablar
desde una perspectiva no tan negativa de las elecciones, recordaré lo que dijo
alguna vez Winston Churchill, “la democracia es la peor forma de gobierno,
excepto por todas las demás”.
Previo a la elección existió un
ambiente de decepción y negatividad, la violencia constante en los estados de Guerrero
y Michoacán, un árbitro electoral que no daba garantías y un Partido Verde dispuesto
a llevar al límite las reglas del juego.
Sin embargo, las elecciones se
llevaron a cabo, se instaló casi el 100% de las casillas, el gobierno federal
"chamaqueo" al magisterio que amenazaba con impedir las elecciones y
ocurrieron varias sorpresas.
La primera de ellas fue la victoria
del candidato independiente en Nuevo León, y algunos otros en diferentes
posiciones, mandando un mensaje claro desde la ciudadanía a los partidos
políticos de que no cumplen las expectativas del electorado.
En segundo lugar, el surgimiento del
partido-hombre, la MORENA de Andrés Manuel Lopez Obrador, que arrebató la mitad
de las posiciones en el Distrito Federal al Partido de la Revolución
Democrática. Si bien a nivel nacional continúa arriba el PRD, para la primer
elección demostró de lo que es capaz quedando en cuarto lugar de la votación
total.
En tercer lugar, el partido
Movimiento Ciudadano, antiguo aliado al igual que el PRD de AMLO, demostró que
tiene con que sobrevivir regionalmente y obtuvo una votación igualmente
importante entre los partidos menores.
Sin duda los grandes perdedores
fueron el Partido Acción Nacional, de derecha que tuvo una fuerte disminución
de escaños del congreso, y el PRD, por lo dicho anteriormente.
Del partido en el gobierno, el
Revolucionario Institucional lo único que puedo pensar es en la frase futbolera
de Gary Linker sobre el juego de once contra once y siempre gana Alemania, el PRI
y sus aliados el PVEM y el Nueva Alianza tendrá mayoría calificada en el
congreso. El presidente Enrique Peña Nieto podrá seguir gobernando y el
congreso le apoyará, sobre todo en las propuestas presupuestales.
Estructuralmente, lo que
confirman estas elecciones y esperaría en las de 2018 son los siguientes
fenómenos:
A pesar de la decepción de los
electores por partidos que no ofrecen nada al ciudadano, la elección demostró
lo ridículo del umbral del 3% de la votación para mantener el registro, pues
aunque el Partido del Trabajo obtuvo un 2.83% de la votación total, la ley
señala que se contabilizará solamente la valida, es decir, sin independientes,
nulos, o no incluidos en la boleta y por tanto, mantendrá el registro. En el
mismo sentido se demostró que los famosos venden hasta en las elecciones y con
el futbolista Cuauhtémoc Blanco como candidato a alcalde de una localidad de Morelos,
otro partido el Encuentro Social, logró salvar el registro de un nuevo partido
que no dudamos que de aqui en adelante sólo ira en alianza a las elecciones, a
costa por supuesto, del bolsillo de los ciudadanos.
Nuevamente, la cantaleta de cada elección,
el voto nulo como muestra de rechazo, no resulto mas que en una muestra de inoperatividad
de sus promotores.
Las encuestadoras fallan sistémicamente,
a pesar de que la nueva regulación les impone ciertas normas metodológicas. Sin
embargo, y sin estar seguro de que así será en 2018, fueron bastante
prudentes con la publicidad de sus investigaciones.
Finalmente resulta positivo ver que
los ciudadanos están exigiendo mayores condiciones a los candidatos, como la
campaña 3 de 3 de la Organización Transparencia Mexicana, que buscaba que todos
los candidatos señalaran que pagan impuestos, que no tienen conflicto de
interés y revelen sus bienes, demostrando que hubo un voto más educado, relativamente
hablando, en términos de electores insatisfechos del gobierno, porque como mencionamos
el PRI tiene un voto duro en el que puede confiar.
Ahora viene el segundo round, los
tribunales, a estrenar lar nuevas leyes que podrían costarle a alguien la
victoria en caso del rebase de topes de gastos de campaña.
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