Si usted alguna vez ha tenido oportunidad de presenciar
carreras de caballos en los hipódromos o en las pantallas de un centro de
apuestas sabrá que cuenta con un cuadernillo para analizar a los hermosos
competidores. En estos cuadernillos se muestra una gran cantidad de datos, entre
estos su desempeño en carreras de diversa distancia, la posición en diversos
momentos, dueño, entrenador, padres, peso, peso del jinete, etc. Si finalmente
se deja llevar por la emoción y apuesta, eventualmente caerá en cuenta que las
probabilidades de ganar realizando un análisis de los datos anteriormente
seleccionados o basándose en la simple apreciación del corcel no son muy
distintas.
La elección de un
candidato puede ser igual.
Los candidatos (en general a todos los puestos de elección,
pero teniendo en mente los candidatos a presidente de México) tienen un
partido, platican sus propuestas, explican sus fundamentos, tienen un historial
detrás y una imagen. El elector analiza todos estos elementos y deposita su
voto. Como en las carreras
de caballos, sin importar si eligió candidato por su apariencia física o por sus ideas, usted podría haber votado por el ganador. Desafortunadamente, el ganador terminará por decepcionar a sus electores pues por seguro incumplirá la promesa del mundo feliz que vendió durante su campaña.
El elector debe, por tanto, dejar de pretender llevar a cabo
un análisis objetivo de ciertos aspectos de las campañas, debe básicamente desechar las promesas de campaña, debe relativizar los datos del candidato, así como lo que del candidato dicen analistas y demás
“expertos”. El punto número uno es TODOS LOS CANDIDATOS MIENTEN.
Por más desalentador que suene, el mundo plasmado en las
ofertas de campaña no llegará tras la elección, en todo caso, lo que se puede
aspirar es a una corrección de ciertos aspectos que en el largo plazo
podrían encarrilar el curso de la historia hacia ese punto maravilloso.
Punto número dos, por más convincentes que suenen los análisis
a favor y en contra de las ofertas de campaña de los medios de comunicación,
además de tener en cuenta el punto 1 tenga en cuenta que LOS
MEDIOS DISTORSIONAN, CUANDO NO MIENTEN y lo hacen siguiendo favorecer los intereses de
determinado candidato.
Estamos a final de año y aun no empiezan formalmente las
campañas electorales, pero ya se escuchan las promesas de campaña, las réplicas,
descalificaciones y adjetivos de todos cuantos tienen a su alcance el cuarto
poder. Se señalan las inconsistencias de las propuestas, se machacan las
incongruencias de las coaliciones, se juzgan como incompetentes, y todo ello
bajo consigna, recuerde, los medios de comunicación son un negocio.
Punto número tres, no solo las promesas de campaña son
inconsistentes, también lo son las líneas de acción de los partidos políticos
respecto de sus fundamentos. Asi como elegir a un caballo de carreras por la
apariencia física no es garantía, los colores, estatutos y fundamentos
ideológicos son de poca utilidad cuando de escoger candidatos se trata.
Hasta aquí pensará que entonces es un sinsentido pretender
hacer una buena elección de candidatos cuando todos son un volado, sin embargo,
no todo está perdido, para este caso como para toda prospectiva, se cuenta con la
historia como guía.
Si los partidos dicen defender ciertas ideas y principios,
puede analizar cómo ha sido la coherencia de estos tanto como gobierno como en
la generación de leyes, en última instancia LAS ACCIONES DE LOS GOBERNANTES SON
RESPONSABILIDAD DE LOS PARTIDOS.
Lo mismo para los candidatos en lo particular, no se deje
convencer por los años de ocupar tal o cual cargo público, sino en los
elementos fundamentales de su actuar, el sentido de sus decisiones los resultados en
el cargo, entre otros, la experiencia por sí misma no es más que una pantalla, por ejemplo,
si soy el único que vende naranjas, si vendo dos o diez es un dato que no tiene contra que compararse, sin
embargo, en los diversos ámbitos de actuación de cada candidato, si investiga
podrá identificar aspectos comparables a sus estándares éticos, por ejemplo, trato digno a las personas que lo
rodean, la orientación a resultados, la pasión por el trabajo, entre otros. Los mismos elementos
se verán reflejados en el cargo a elegir.
Un segundo elemento fundamental es la gente que rodea al candidato. Nada se hace
por acción de una sola persona, se necesita un grupo de trabajo y el cómo se
conforma ese equipo es la responsabilidad del líder, LAS FALLAS DEL EQUIPO SON
LAS FALLAS DEL LÍDER. Se debe evaluar tanto la experiencia del candidato como
la del equipo como una sola cosa.
Como ve, aunque
tomar una decisión puede ser tan sencillo como en las carreras de caballos, el
análisis no lo esta tanto, pues a diferencia de en los hipódromos, el análisis
no es respecto de que elementos harán que el candidato sea el ganador, sino de
quien será el menos malo una vez en el cargo, y por tanto la perspectiva cambia, es por
eso que la coherencia en el pasado y del equipo son los elementos fundamentales para
considerar las ofertas políticas.
Al elegir candidato recuerde el dicho, prometer no
empobrece y ellos lo saben muy bien.
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