El sábado pasado, Aristóteles Núñez,
exjefe del SAT, se despidió con un texto de la red social Twitter, en el que
reflexiona sobre el presente de México con el nuevo gobierno, acá una respuesta
a su desalentadora perspectiva:
Estimado Aristóteles,
Tu labor como funcionario público
durante la administración pasada es de reconocerse, eres un gran profesional.
Es una pena que dejes las redes sociales, pues tus comentarios, aunque no los
comparta, los considero bien intencionados y fundamentados en tu formación y
experiencia. Sin duda las redes sociales parecen hoy un tribunal sumario de las
ideas distintas, pero creo que durante muchos años los medios de comunicación
tradicionales fueron lo mismo, solo que, concentrado en unos cuantos, los
mismos que hoy prefieren abandonar el espacio y seguir en su cada vez más
limitado púlpito. Me parece que, a pesar de lo duro de los comentarios, es un
costo que como líder de opinión vale la pena asumir.
Respecto a tu reflexión te comparto
mi punto de vista y dos dudas. Tu perspectiva de la democracia mexicana ahora
que ha sido electo AMLO es que es un sistema basado en las emociones y donde
una sociedad ignorante se dejó llevar por la respuesta fácil. Una reflexión un
poco tardía me parece; dado que comparto ese punto de vista te pregunto, en
esas circunstancias democráticas ¿cómo crees que tu llegaste a dónde llegaste?
¿Qué diferencia hay entre los procesos democráticos de 2000 (tomando como punto
de partida el significado de la alternancia) 2006, 2012 y 2016? Las salidas
fáciles de aquellos años te pusieron a ti al frente de una gran y honorable
tarea.
Como bien mencionas AMLO es
consecuencia, no causa. Tras cuatro procesos electorales en que la sociedad
eligió salidas falsas en todo caso. Tras tres elecciones, la opción de
izquierda que AMLO representa sería resultado de tres procesos de reflexión,
por eso no creo que sea una elección emocional.
Disiento contigo de tu punto de
vista donde la sociedad es envidiosa, no colaborativa y que se esfuerza poco.
Soy funcionario público, ajeno a la política y a las relaciones sociales de la
burocracia, debo decir que mi entrada a la APF fue más un golpe de suerte que
un éxito profesional. Tengo la fortuna de ser una persona preparada y con ambición,
pero sin un golpe de suerte el SPC nunca me hubiera permitido entrar a una gran
institución como es la CNBV. En 8 años de desempeño no he logrado superar las
barreras no escritas de un sistema amañado que siempre se decanta por los
previamente seleccionados, que por lo demás, es una pérdida de tiempo al resto
de los participantes.
De mi propia experiencia soy
pesimista del estado de la sociedad mexicana, comparto contigo que existe alta
aversión al riesgo de emprender y arriesgar en cualquier ámbito, pero ¿cómo
esperar que sea de otra manera si a pesar de exhaustivos intentos la puerta
siempre ha permanecido cerrada? Quizá por eso que desde se agotó la euforia del
cambio revolucionario en los años 50 hasta la fecha, la sociedad se ha ido
pervirtiendo hasta considerar razonable la superación mediante la tranza y la
corrupción, el deseo de “chingar” de cualquier forma hace que el mexicano se
sienta orgulloso, incluso perdiendo más por lo menos. De ahí que el éxito
económico signifique todo, sin reproches sobre el origen de la riqueza. Por su
puesto no apruebo ni justifico esta perspectiva, me duele.
Debes entender que tu caso de
éxito es la excepción, no la regla. Desconozco como fue tu camino hacia el
éxito profesional, pero te digo, la insistencia de AMLO en tres elecciones para
llegar a la presidencia representa la destrucción de las barreras del sistema
de unos cuantos.
Para concluir ¿qué papel crees que
debemos de jugar, quienes, sin estar en la toma de decisiones políticas,
formamos parte de la minoría capaz de destinar su tiempo a más cosas que la
sobrevivencia? ¿qué papel debiste tomar tú en los años que fuiste titular del
SAT, además de sacar adelante tus responsabilidades como funcionario público?
Quizá para esas preguntas,
permanecer en las redes sociales, sea parte de la respuesta.
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