A todos se nos ha dicho alguna
vez “si la vida te da limones haz limonada” toma la oportunidad y olvídate del
resto. La frase puede tener todo el sentido cuando de sobrevivencia se trata,
pero encierra una practicidad simplista. Cuando se expresa a individuos con
aspiraciones mayores al “sobrevivir” suena como un consuelo salido de la
mediocridad, “no puedes”, “no debes”, “no lo intentes”.
La historia bíblica de la lucha
del pastor David contra el guerrero gigante Goliat puede en primera instancia encasillarse
en el primer contexto- el de la sobrevivencia- después de todo, se trataba de
una guerra entre dos pueblos, encontrándose los israelitas de David ante la
posibilidad de caer en la esclavitud ante los filisteos. Pero el análisis de
Malcom Gladwell a esta historia deja ver claramente como David nunca contempló
esa posibilidad, el pequeño pastor no estaba dispuesto a conformarse con nada
que no fuera el destino que Dios tenía preparado para su pueblo. David no era
un niño con una honda, era un artillero listo para atacar a larga distancia.
Goliat con su espada y su gran tamaño nunca tuvo oportunidad, solamente mostró
un mejor blanco para la puntería de su contrincante. El pueblo de Israel
mantuvo la libertad y ganó un gran prestigio, no solo la supervivencia.
“David y Goliat” es un libro de
superación personal único en su estilo, no es para cualquiera, no ofrece una
guía para “hacer limonada”. En nuestras particulares circunstancias, en las
manos adecuadas equivale a entregarle “El Príncipe” de Maquiavelo a Lorenzo II
de Médici, equivale a brindar la inspiración necesaria para ganar al equipo de
béisbol que va abajo en la novena entrada. Malcom Gladwell nos enfrenta a un
cambio de perspectiva a través de la narración de una serie de historias:
¿Porque un grupo pequeño es una ventaja en términos de aprendizaje escolar? ¿Es
siempre el dinero una ventaja? ¿Cómo es que un alto porcentaje de empresarios
exitosos son disléxicos? En todas ellas se nos pregunta ¿estás seguro de cuáles
son tus ventajas y desventajas? Desde las luchas en el campo profesional, como
el entender y curar una enfermedad, hasta los movimientos de liberación
nacional, el autor nos obliga a ver el terreno de juego de otro modo, las
reglas están ahí para aquellos en determinadas circunstancias, nada más que la
aceptación de nuestra parte de las reglas, se interpone en nuestro objetivo. El
atreverse a verlo es en verdad el reto.
En las páginas de “David y Goliat”,
se habla de la movilización por los derechos civiles en Estados Unidos, pero
podría hablar de la lucha contra el Apartheid en Sudáfrica; habla de la lucha
de Lawrence y el pueblo Beduino contra las tropas turcas, pero bien podría
hablar de la historia de William Wallace y los escoceses contra la dominación
inglesa; nos habla de la resistencia de los católicos en Irlanda del Norte,
pero podríamos identificarlo con la resistencia de Vietnam contra Estados
Unidos. En todas ellas los gigantes tarde o temprano fueron derrocados.
Gladwell argumenta con datos
científicos, históricos y deportivos, pero en el fondo nos habla de una sola
cosa, de “política”; del mundo tal como está planteado y como debemos
plantearlo si queremos cambiarlo como lo han hecho otros. Tiene sentido, después
de todo, la gente que no piensa en política no tiene sueños y “David y Goliat”
es un libro para soñadores.
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