El presidente electo de México, Andres
Manuel Lopez Obrador (AMLO) prometió en campaña que cancelaría el Aeropuerto en
construcción en Texcoco, una vez electo aseguró que revisaría el proyecto,
posteriormente lo puso a consulta y finalmente declaró que el proyecto se
cancelará definitivamente al tomar posesión. Aun así, me parece que la opción de
continuarlo aún está sobre la mesa.
El conflicto por el aeropuerto no
es más que un botón de muestra del tono del enfrentamiento que se observará
durante todo el sexenio. En un país en que a la elite económica no parecen
conflictuarle los niveles de pobreza que arrastran a más del 50% de la
población para referirse al régimen político como una democracia plena, la
llegada de un movimiento que promete un cambio sistémico es un atentado a sus
intereses y por tanto fuente de conflicto.
Empresarios, políticos, medios de
comunicación y demás comparsa prenden los signos de alerta al darse a conocer
las medidas sobre su negocio aeroportuario y hacen uso de todos los recursos a
su alcance para dibujar el mundo sombrío que le esperaría a los mexicanos si se
atenta contra sus intereses. La misma historia de Brasil, Ecuador, Argentina y
demás países de la región que en la década pasada otorgaron el mandato popular
a la izquierda política. ¿Tendrán México y AMLO el mismo destino?
AMLO tiene dos características
que pueden llevar su mandato a un final distinto, un profundo conocimiento
histórico de la política y un olfato político que lo obliga a ser pragmático y
lo mantuvo vigente por dos sexenios. Cuando los medios elitistas hablan de ignorancia
financiera parecen desconocer su paso por la Ciudad de México, e insisten en
las mismas tácticas que fracasaron en 2012 y 2018, la amenaza de la huida del
capital no es una herramienta efectiva para mover a la opinión pública, pero
parecen no entenderlo y los resultados de la consulta son muestra de ello.
La elección de una opción
inviable como sería la adaptación del aeropuerto militar en Santa Lucia es
muestra de que tan lejos está dispuesto a ir AMLO para logar su misión
histórica. "O se alinean o serán arrasados "es el mensaje, todos los medios están
sobre la mesa. La elección del reconocido economista Jonathan Heath para subgobernador
del Banco de México y la negociación del nuevo tratado de libre comercio con
Estados Unidos y Canadá son muestras de su pragmatismo político, pero al mismo
tiempo la baja de salarios para la clase política, en particular para el poder
judicial es una señal clara de que su programa de gobierno busca reestructurar
la distribución del ingreso de forma permanente.
¿Dará resultado la estrategia?
Puede ser que el sector privado de por perdida esta batalla y tan pronto como
la siguiente semana, ante la imposibilidad de mantener las bolsas y el tipo de
cambio manipulados, cedan a un arreglo. Ignoro cuál es la muestra de
colaboración que pide a cambio Lopez Obrador, pero en caso de obtenerla y
seguir con el plan del aeropuerto sería muy ingenuo dar por concluida la
guerra. La situación del expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva es
muestra del rencor del capital.
El cambio histórico en cualquier
contexto conlleva la combinación de muchas variables, contando entre ellas la suerte,
y seis años son demasiado tiempo como para no sufrir desgastes y poco tiempo
como para modificarlo todo, a partir de ahora AMLO deberá elegir cuidadosamente
sus batallas, pero, sobre todo, no dar blanco para los que él llama adversarios,
que no son sino otra cosa que enemigos de la democracia.
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