En
2006 como parte de la campaña presidencial en Ecuador, el reconocido exsecretario de
finanzas, Rafael Correa propuso llevar a cabo una revisión a la
deuda pública ecuatoriana, en los meses siguientes el índice EMBI+ de JP Morgan
registró una tendencia al alza a medida que la posibilidad de la elección de
Correa triunfara. El solo hecho de hablar de una revisión a las condiciones en
las que se endeudó al Estado generaba nerviosismo a los dueños del capital.
El
llevar a cabo una auditoría es un paso intrínseco dentro del proceso
administrativo. En términos epistemológicos, la auditoría es “un método que
busca acercar una materia sujeto a un criterio, en función de un objetivo
superior de control. Su carácter científico depende de las metodologías que utilice
para ello. En cuanto el poder es distinto (político, económico, cultural
social, etc.) aparecen distintos objetivos de control, para los cuales se
requiere un distinto tipo de auditoría” (Auditoría
de información financiera, Samuel Mantilla).
¿Cómo
entonces hablar de la imposibilidad de revisar cualquier contrato? ¿Qué no acaso para eso se establecen diversos
términos en los contratos? ¿Qué no existe un sistema jurídico que da claridad a
los compromisos de las partes? ¿Qué no en México existe un poder Judicial
encargado de impartir justicia, así como tratados internacionales que
garantizan el respeto a la propiedad privada?
Toda
persona física o moral que lleva a cabo una actividad productiva de una u otra
forma es sujeta al control como parte del proceso administrativo. ¿Por qué no habrían de estar sujetos a su vez
los compromisos adquiridos en las licitaciones para construir el Nuevo
Aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM)?
Garantizar
la legalidad de los contratos es también hacer cumplir el estado de derecho en
el sistema político mexicano. La administración pública por si misma tiene
instancias encargadas de cumplir con la función de control, contamos tanto con
la Secretaría de la Función Pública como con la Auditoría Superior de la
Federación, esta última señalando diversas irregularidades que deberán
resolverse.
Los
procesos de auditoría estuvieron por mucho tiempo fuera del alcance de los
ciudadanos, hoy las buenas prácticas internacionales señalan que no solo se
debe buscar que tengamos acceso a la información pública, sino que podamos dar
seguimiento a la forma en que los recursos son utilizados.
Cualquier
persona que contrata un seguro firma un contrato, ¿acaso si una persona vende
el coche el comprador no tiene derecho a acceder a dicho contrato? ¿O en el
momento de su renovación el negociar cualquier punto es causa de conflicto con
la aseguradora?
Si
las empresas contratistas temen a la revisión de contratos debe hacernos ruido,
el siguiente gobierno no debe tener ningún obstáculo y la discusión pública de la legalidad de los contratos no es mas que muestra
de un sistema político democrático. Las decisiones posteriores al análisis está
claro que dependerán de la perspectiva del gobernante, en el caso ecuatoriano
tras la auditoría se llevó una renegociación con un descuento del 80% de su
valor, un ahorro de 7.000 millones de dólares, con el costo de mantenerse fuera
de los mercados financieros por 6 años. Esperemos primero a llegar a ese
momento con la información completa y entonces abramos la discusión.
Mientras tanto, en tema del NAICM no debe haber
lugar a dudas, la auditoría es un proceso saludable y lógico que no debe verse
como un tema político sino como un tema de derechos ciudadanos.
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