David Cameron, el primer ministro de Reino Unido (RU)
anunció su renuncia tras la victoria a favor de dejar de formar parte de la
Unión Europea (UE). Irónicamente, inicialmente él fue promotor del referéndum
desde su campaña para la reelección en 2015.
La votación del referéndum, sumamente cerrada, impredecible
en las encuestas, dio como resultado un 51.9% a favor de la salida contra un
48.1% a favor de mantenerse en la UE y se registró una participación del 72% de
votantes registrados. Mientras más se aproximaba la fecha de la votación, los
medios de comunicación se percibían cada vez más catastrofistas sobre la
posibilidad de tal evento. Advertían sobre la depreciación de la libra, la desaceleración
económica y el fin de la libre circulación de personas, bienes y servicios con
sus principales socios. Motivos altamente racionales para estar en contra.
¿Cuáles podrían ser entonces los “drivers” de los
partidarios de la salida? En un principio, como lo fue en el caso de la crisis griega,
se generan opiniones mal informadas sobre los (des)equilibrios en las relaciones
de los miembros de la UE; así como en el caso griego se formó una opinión
pública negativa de los griegos como holgazanes que disfrutaban de la vida a
costa de las aportaciones de los miembros, en el caso de RU los partidos
conservadores sacaron raja de la percepción de que el país transfería una
cantidad sumamente desproporcionada de recursos a la UE en relación a lo que recibía
a causa de la recesión en el continente y a los constantes flujos migratorios
tanto de fuera como de dentro de la unión y por tanto, los recursos aportados
podrían ser utilizados de mejor forma por el gobierno si no se utilizaran para
atender tales fenómenos.
Además de ser falsa dichas ideas a favor de la salida, con
una intensa campaña mediática atemorizando a la sociedad de las consecuencias y
a pesar de que la UE cedió en los reclamos de la limitación de la libre circulación
de personas (condición que fue suficiente para que Cameron cambiara su
postura); el resultado fue inevitablemente dejar la UE.
¿Entonces como es qué ocurrió? Los ingleses (no así los
escoceses y los norirlandeses que también forman parte del RU) no votaron en
consideración de las variables mencionadas, a final de cuentas económicas, sino
en un sentido fundamentalmente político. Votaron en consideración de la
capacidad del RU de tomar decisiones independientemente de las necesidades/beneficios
de los demás. Votaron por la soberanía.
Una soberanía expresada en términos sociales y políticos. De
forma similar al sentido que se puede dar al significado de independencia o
autonomía, estos conceptos deben ser acotados dentro de un margen de maniobra.
Un joven puede ser independiente, hablando en términos sociales, no necesariamente
en términos financieros; instituciones públicas como los bancos centrales
pueden ser autónomos en términos políticos y técnicos; pero ni uno ni otro,
pueden ser libres, independientes, autónomos en términos más amplios. Por un
lado, el joven dependerá de las condiciones sociales que le permitan obtener un
empleo y claro, limitado de acuerdo a las normas de la sociedad en la que se
encuentra, por el otro, la institución estará limitada a la voluntad del sistema
jurídico y a la aprobación del sistema de gobierno.
Así, el Estado encuentra limitada su soberanía a la capacidad
de cumplir con sus objetivos como organización social. ¿Cuáles podrían ser
tales limitantes? Puesto que un Estado en principio no está limitado a ningún sistema
jurídico ni a ninguna norma social, los limites que le impiden cumplir sus
objetivos son aquellos que la naturaleza le impone, hacerse de los recursos suficientes
para mantener a las fuerzas en su interior satisfechas o sometidas a la toma de
decisiones del aparato gobernante. Más allá de estos, cualquier limite que se
enfrente será o autoimpuesto o significará un cuestionamiento a su soberanía.
¿Puede el RU como Estado cumplir con sus objetivos soberanos
de forma irrestricta? Si, si puede, las condiciones económicas y financieras
hacen capaz al RU de obtener los medios necesarios para cumplir con sus
objetivos y es así lo consideraron los ingleses, de tal forma que en el referéndum
se contestó veladamente la siguiente pregunta ¿Desea usted que el RU continúe
autolimitandose debido a las normas que conlleva ser parte de la UE? la pregunta no fue entendida como ¿conviene
al RU formar parte de la UE? (como una especie de análisis costo-beneficio).
Es quizá por eso por lo que los grupos de edad superiores
votaron por la salida, se identifican con la toma de decisiones del gobierno inglés
y tienen la experiencia de lo que ello significa, no así los jóvenes que la
mayor parte de sus vidas RU ha sido parte de la UE.
Cabría preguntarse qué contestarían otras sociedades, porque
es ahí donde se encuentra la singularidad inglesa. Si la población votó a favor
de dejar de ser parte de la UE, es porque consideran que, a pesar de las
consecuencias económicas, tendrán un mayor beneficio, la toma de decisiones por
cuenta propia (como Estado) en el ámbito internacional, que cada individuo
frente a la boleta electoral sea capaz de entender y apoyar tal idea se debe a
un solo factor, la identidad como nación. materialmente, el votante no será el
que se encuentre sentado ante las circunstancias que conlleven a una toma de
decisión con consecuencias a nivel nacional. El votante está confiando en la
capacidad y juicio del representante “ingles” para tomar una decisión en
beneficio del Estado y en última instancia de la sociedad inglesa. Esa
identidad es lo que hace a una nación. Bajo este enfoque cabría preguntar a los
cubanos, a los mexicanos, a los puertorriqueños por mencionar algunos ejemplos,
¿votarían a favor de su nación?
Reino Unido voto por salir de la Unión Europea por una
razón, Soberanía.