La Comisión Nacional Bancaria y
de Valores cumple una función muy importante en el sistema financiero mexicano,
es el supervisor de más de 5000 entidades financieras, tan diversas como bancos
o instituciones de tecnología financiera. Por eso me causó gran preocupación la
columna de Alicia Salgado del 23 de septiembre de 2019[1]
en donde señala que la institución se encuentra al borde del 5to
riesgo, al que califica como “austericido” basado en el libro de Michael Lewis.
Los comentarios de Alicia no son diferentes de otros periodistas económicos pero la referencia bibliografía despertó mi curiosidad, a tal grado que
conseguí el libro para entender cómo se cuantifica, ataja o evita el 5to
riesgo que se tiene en palabras de Alicia “al mostrar cómo el recorte y la
sustitución indiscriminada y poco evaluada de personal especializado en áreas
de regulación y supervisión del gobierno, puede elevar el riesgo sistémico de
una economía, hasta llevarla a la parálisis de sectores clave”.
Al concluir recientemente el
libro, veo como Alicia se dejó llevar por los prejuicios de la ideología tecnócrata;
"si se hacen las cosas como marca la ortodoxia nos estamos condenando” parecería
ser el mensaje de fondo de su columna.
En primer lugar, el 5to
riesgo que señala Lewis se limita a “proyect
management” es decir, a la correcta administración en un sentido amplio, y,
sobre todo, a riesgos catastróficos con consecuencias en vidas humanas, como
son el correcto funcionamiento de las áreas encargadas de la energía nuclear o
fenómenos meteorológicos. Poner en el mismo saco temas financieros es ser
pregoneros del desastre.
La referencia al llamado 5to
riesgo como argumento para descalificar cambios presupuestarios es muy frágil.
De inicio, es comulgar con que el trabajo previo era mejor, es no dar crédito a
la necesidad de austeridad y dar un respaldo a las acciones de los
exfuncionarios. Como botón de muestra de la incoherencia entre lo que señala
el autor del libro y el modo en que lo hace la columnista, habría que señalar
que los funcionarios entrevistados en el libro de Michael Lewis que hablan del
riesgo de catástrofe en sus instituciones, en su mayoría son experimentados
funcionarios de carrera, no titulares bajo compromisos políticos como ocurre en
México. El simple hecho del origen de la formación burocrática experta conlleva
legitimidad en los casos norteamericanos, no así en nuestro país.
En segundo lugar, hablando más
ampliamente del llamado 5to riesgo ya en la administración pública
en general y no en una institución en particular, habría que decir que el riesgo del cambio entre
una forma de trabajo y otra es subyacente a la democracia, pues es consecuencia
de las decisiones de los electores para encabezar la
administración, es pues, en todo caso una externalidad del “riesgo democrático”. Maniqueo
en cambio, es querer señalar los posibles errores de la transición de la administración,
puesto que ocurre después de cada elección; no es más que querer asustar con el
“petate del muerto”, esta postura no hace más que dañar reputacionalmente al que
la esgrime, pues es de esperarse que desde antes de la elección se hiciera uso
de tales argumentos y si no funcionó previo a la elección, hacerlo después de
la elección es un esfuerzo estéril. Lo que corresponde hacer como demócratas es
informar a la sociedad de las consecuencias de un cambio político, una vez
ocurrido, lo correcto es trabajar a favor de la voluntad popular.
Alicia no es la única reportera
financiera catastrofista, en general los reporteros que tienen amplia
experiencia cubriendo la fuente financiera han sido de alguna forma “cooptados”
por los intereses de la industria, de la misma manera que ocurre con los
reguladores, como lo menciona el reporte de la Comisión de Expertos del
presidente de la Asamblea General de la ONU sobre las reformas del sistema
financiero y monetario internacional de 2009 “los reguladores pueden ser
“capturados” por aquellos a los que deben regular. Incusos expertos pueden ser
capturados, cuando están motivados por consideraciones de poder, prestigiosos
premios y compensaciones.” No es necesario que exista una condicionante o
refuerzo directo para la captura, el simple hecho de entender el mundo de una
sola forma limita nuevas perspectivas y su simple planteamiento puede generar
rechazo.
Ignoro de donde obtuvo Alicia el
periodo de experiencia del personal de la CNBV (12 a 15 años), cuando el
informe anual de la institución de 2017 señalaba que el promedio de antigüedad
laboral es de 9.8 años y eso sin considerar la diferencia entre personal
operativo y de confianza (los primeros, 32.8% del personal, tienden a jubilarse
en la institución) seguramente de forma desagregada se podría encontrar que la
duración de los supervisores directos es mucho menor, puesto que sus perfiles
son muy atractivos para la industria financiera. Es por ello que el objetivo de
la ley de austeridad pone una barrera entre funcionarios dispuestos a trabajar
por vocación y los funcionarios ambiciosos, los resultados podrían estarse
viendo tan solo al final del sexenio en la CNBV. Definitivamente es necesario
un nuevo perfil en los reguladores financieros, es quizá eso lo que más duele a
la doctrina neoliberal, el cambio de elites, el cambio de titulares con una
orientación de servicio al bien público. Los columnistas económicos llevan tiempo
señalando la dificultad de sustituir vicepresidencias, se les olvida que cada
sexenio se dan cambios similares, no hay justificación para su señalamiento de
que son “especialistas con conocimientos prácticos” pues eso depende de
analizar caso por caso. De igual modo en cambios anteriores y ahora
desafortunadamente no existen procesos de selección objetivos y rigurosos,
antes y ahora los funcionarios gozan de un periodo de aprendizaje. La
diferencia en todo caso puede ser el origen de los funcionarios. Es decir, los
grupos de interés previo a tomar el cargo, la llamada puerta giratoria, pues
vasta voltear a ver dónde están los titulares de ayer para darse cuenta.
Uno de los grandes retos dentro
de las instituciones es la introducción una nueva perspectiva, pues ante la
inexperiencia, lo más sencillo siempre será hacer todo “bajo los rieles”, es
decir, simplemente retomar lo que se venía trabajando y reproducirlo. Se quiera
o no, las medidas de austeridad obligan a que esto no sea así, se requiere de
una reconfiguración de procesos que dé prioridad a la eficacia, de ahí que
llamar “austericidio” es totalmente desproporcionado, al igual que en toda la
administración hay muchos gastos que recortar, como servicios de telefonía,
viajes al exterior, servicio médico particular, entre otros. Al contrario, la
estabilidad que goza el sistema financiero queda avalada bajo la conclusión del
Fondo Monetario Internacional después de su visita rutinaria conocida como “Artículo
IV” pues en el reporte del 5 de noviembre de 2019 se señala que “el sector
financiero permanece sólido”, lo que al mismo tiempo deja en evidencia los
prejuicios de los comentados analistas financieros.
Sin duda la CNBV tiene muchos
retos por delante, de acuerdo con las recomendaciones de organismos como el
propio FMI, la autonomía institucional es importante para evitar mezclar
intereses políticos con técnicos, los sueldos de los supervisores deben ser
competitivos para evitar la fuga de talentos, la protección jurídica del
personal debe estar garantizada en todo momento bajo el cumplimiento de sus
funciones. Estas son recomendaciones del Programa de Evaluación del Sistema
Financiero del FMI desde por lo menos 2006 y tanto para Alicia como para los
demás analistas financieros, no han merecido una mención reiterada pues, desde
su punto de vista, siempre que no ocurra un desastre como en 1994, todo debe
hacerse como hasta ahora.